Para Fernando Zuccaro y Bárbara Barón Vera, Brasil no es un país de paso: es, nada más ni nada menos, su hogar flotante. Desde que llegaron con la Goleta Gringo, la histórica embarcación que restauraron y donde viven junto a dos de sus cinco hijos, Juan y Aquiles, han explorado su costa con un nivel de detalle y paciencia difícil de encontrar.